¿Agotado y luchando por priorizar tareas?
Fuente: Foto de Ben White en Unsplash
Ha pasado un tiempo entre las publicaciones del blog. A veces la vida pasa y otras tareas son las más importantes.
En nuestras vidas hiperconectadas y ocupadas, una de las habilidades mentales clave consiste en comprender cómo priorizar las tareas y cómo administrar el tiempo. Estas pueden parecer habilidades simples, pero requieren algunas funciones ejecutivas complejas, incluida la capacidad de predecir el futuro, evaluar opciones, considerar las consecuencias de la acción (o inacción) y planificar el uso de nuestros recursos. Psicológicamente, hay varias cosas que nos impiden priorizar correctamente las tareas: la incompetencia o la incomodidad de decir que no, la falacia del costo irrecuperable (es decir, si ya hemos invertido recursos, tendemos a seguir intentándolo, independientemente de si el costo actual es mayores que los beneficios), falta de comprensión de los costos de oportunidad (oportunidades que se pierden una vez que decidimos actuar) y presiones internas o sociales.
En mi práctica de psicoterapia, he notado que los clientes luchan cada vez más con el agotamiento y las dificultades con la priorización de tareas. Parte de esto es el corolario de dos años de vivir en una pandemia y un agotamiento total de lo que la vida exige de todos nosotros, junto con una capacidad disminuida para participar en actividades placenteras como socializar o ir de vacaciones. Muchas personas han tenido problemas para ajustar su compromiso para abordar los problemas que sienten cansados o tienen bajos niveles de energía. Las emociones fuertes, como el miedo, la ira y la preocupación por la pandemia, también aprovechan los recursos cognitivos y afectan nuestra capacidad para centrar toda nuestra atención en las tareas. Existe la sensación de que la vida tiene que continuar como de costumbre y, por supuesto, nada es igual. Cuando trabajo con clientes que están experimentando agotamiento, los animo a pensar detenidamente en las tareas y compromisos que asumen, y determinar si alguno de estos puede reducirse o modificarse temporalmente para permitirles más tiempo para invertir en ellos mismos y descansar. Hay varios pasos para este proceso.
1. Haz una lista de tus tareas y diferentes roles
A veces podemos sentir que no hacemos mucho, pero escribir nuestros diversos compromisos puede ayudarnos a notar tareas más pequeñas que pueden tomar mucho tiempo (como pasear al perro o llevar a los niños a la escuela). Es importante prestar atención a los roles y tareas en el ámbito personal y profesional, así como aquellos que podemos elegir hacer por nosotros mismos (por ejemplo, ejercicio).
2. Presta atención al costo de cada tarea
El costo de oportunidad implica identificar el rango de recursos que una tarea puede absorber, incluidos el capital financiero, el tiempo, el esfuerzo y el capital social. Toda tarea, por pequeña que sea, tiene un coste.
3. Determinar qué tareas son esenciales
Es importante ser pragmático y consciente de una variedad de tareas que deben realizarse, incluido el cumplimiento de los requisitos básicos de nuestros roles laborales y las tareas principales de cuidado, como alimentar a nuestros hijos o pasear al perro. Sin embargo, hay otras asignaciones que pueden ser opcionales, incluidos proyectos adicionales o promociones laborales, o asignaciones adicionales opcionales, como actividades extracurriculares para niños.
Es útil darse cuenta de que no podemos hacerlo todo, y debido a que nuestra energía está tan dispersa, a menudo nos negamos a prestar suficiente atención y tiempo a las cosas que más importan.
4. Considere sus valores y determine qué tareas opcionales se ajustan mejor a sus valores
Cuando se enfrenta a una serie de opciones, puede ser difícil saber qué elegir. Puede ser un marco útil para tratar de tomar decisiones basadas en nuestros valores. Es útil pensar en nuestros valores más cercanos y considerar qué tareas opcionales podrían encajar mejor con nuestros valores más cercanos. Por ejemplo, si valoramos mucho la comunidad, es posible que queramos seguir dedicando tiempo a nuestros amigos más cercanos.
5. Aprende a decir no
Esta es una tarea desalentadora para muchos y, a menudo, requiere práctica y darse permiso.
Podría ser útil desarrollar y practicar una serie de guiones para esto, como «Me encantaría ayudar, pero no asumo ningún compromiso nuevo en este momento. ¿Puedes volver a mí en seis meses?»
6. Recuerda que ninguna decisión es permanente
Las personas a menudo luchan por decir que no por miedo a perderse algo. Puede ser útil recordar que hay muy pocas oportunidades para ser verdaderamente único y que la mayoría de las decisiones se pueden modificar.