Cómo equilibrar el pensamiento positivo y negativo
Podemos usar el pensamiento negativo para prepararnos para eventos potencialmente angustiosos y el pensamiento positivo para crear oportunidades. Cada forma de pensar es válida y necesaria, dependiendo de nuestras metas y circunstancias. Este artículo proporciona pautas para asignar de manera efectiva nuestros pensamientos negativos y positivos.
Definir pensamiento negativo y positivo
El pensamiento negativo considera las debilidades humanas, las deficiencias del cambio y cómo las cosas pueden salir mal. El pensamiento positivo considera la bondad de las personas, los beneficios del cambio y cómo las cosas pueden mejorar.
El pensamiento negativo fomenta la duda, el escepticismo saludable, la cautela y la observación de aspectos del mundo que deben abordarse. El pensamiento positivo fomenta el optimismo, ser proactivo, aprovechar las oportunidades y encontrar soluciones novedosas.
Fuente: Yan Krukau/Pexels
Cuando el pensamiento negativo es beneficioso
El pensamiento negativo nos prepara para la desgracia y el peligro al revelar las consecuencias desagradables de elecciones y acciones específicas. Las ilusiones no lo hacen.
1. Ataques a las redes sociales
Desafortunadamente, las redes sociales están diseñadas para atacar a las personas. Cuando estamos en el ojo público, los ataques a las redes sociales pueden escalar rápidamente, amenazando nuestros medios de subsistencia, privacidad y seguridad. Estos ataques pueden distorsionar los hechos con fines de humillación, intimidación y represión. Los vigilantes digitales pueden provocar que las personas sean despedidas, expulsadas de la facultad o la universidad y expulsadas de las organizaciones.
Pensar negativamente en las posibles tácticas utilizadas por los atacantes puede ayudarnos a prevenir la propagación de los ataques y prepararnos para cualquier daño que pueda ocurrir. El pensamiento negativo apoya el desarrollo de un plan de acción concreto que incluya discreción y moderación.
Si no surgen problemas serios con las redes sociales, todo lo que perdemos es el tiempo que dedicamos a prepararnos.
2. Revelar limitaciones personales
Al centrarnos en las cosas que nos cuesta hacer, el pensamiento negativo nos permite ver nuestras limitaciones de manera más realista. Al hacer esto, podemos entendernos mejor a nosotros mismos y también apreciar las formas en que nos hemos compensado a lo largo de los años. En el proceso, podemos decidir dejar de lado las ambiciones incumplidas y comprometernos con nuevos esfuerzos.
3. Superar una ruptura amorosa
El pensamiento negativo ofrece una estrategia efectiva para lidiar con las consecuencias de una relación rota. Si extrañamos a un ex-amante y anhelamos no volver a estar juntos, recordamos un recuerdo único de una interacción desagradable. Recordar un recuerdo vívido e inquietante puede ser un recordatorio efectivo de por qué terminó la relación.
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4. Lograr un cambio social
El cambio social comienza con un pensamiento negativo: pensar en los problemas de nuestra sociedad. Si no reflexionamos sobre nuestros errores, no podemos corregirlos.
El pensamiento negativo es necesario para mejorar áreas como los derechos civiles, los problemas ambientales y los derechos de los pacientes.
Finlandia es un ejemplo nacional del poder del pensamiento negativo. Durante la Segunda Guerra Mundial, las importaciones de Finlandia se cortaron y los suministros escasearon. Después de la guerra, Finlandia creó un comité gubernamental para imaginar todos los escenarios posibles que podrían salir mal. El comité se reúne mensualmente para imaginar, planificar y prepararse para los desastres identificados. Este pensamiento nacional negativo ha llevado a preparativos exitosos para la escasez de combustible, sequías, incendios generalizados, inundaciones, cortes de Internet y COVID-19.
5. Facilita el día a día
A nivel personal y concreto, podemos utilizar el pensamiento negativo para identificar y resolver muchos de los pequeños problemas de la vida cotidiana. Hacemos esto mediante la creación de una «lista de errores» (una colección de problemas que nos aquejan regularmente) y luego actuamos sobre los errores enumerados.
Cuando los beneficios del pensamiento positivo
El pensamiento positivo puede conducir a nuevas ideas, oportunidades imprevistas y formas resilientes de enfrentar las dificultades de la vida.
1. Discusión cara a cara
Antes de una reunión cara a cara difícil, centrarse en las interacciones más beneficiosas puede aumentar las posibilidades de una discusión productiva. Esta atención positiva nos hace más receptivos a diferentes perspectivas, lo que anima a otros jugadores a corresponder. Si nuestros mejores preparativos no se materializaron, aún nos gustaría saber de la gente. Sin embargo, si nos preparamos para lo peor y no lo hacemos, podemos reaccionar a las expectativas negativas iniciales y exacerbar las dificultades existentes al reaccionar de forma exagerada.
2. Deja las precauciones innecesarias
El pensamiento positivo nos libera de limitaciones y cautelas innecesarias en nuestras vidas. Lo hace al reducir nuestras preocupaciones sobre dificultades que es poco probable que ocurran. Si nos hubiésemos quedado sin gasolina hace años, el pensamiento positivo nos diría que no necesitamos llenar el tanque cada vez que está por debajo de la mitad.
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3. Interactuar con personas que no conocemos
Al interactuar con extraños, especialmente en encuentros inesperados, el pensamiento positivo puede conducir a intercambios más placenteros. Esperar lo mejor, sin dudas o bajas expectativas, saca lo mejor de estas interacciones casuales. Las personas son más abiertas, menos defensivas y más dispuestas a ser generosas.
4. Refactorización
El acto cognitivo de reformular implica revisar una deficiencia o problema desde una perspectiva desde la cual podemos apreciar y aprender. Una vez, mientras jugaba squash contra un oponente mejor, reformulé el juego como una oportunidad para intentar un nuevo tiro, porque iba a perder de todos modos. Perdí, pero también terminé ampliando mi juego ofensivo.
Un ejemplo histórico más grande de refactorización ocurrió hace muchos años cuando el río Cuyahoga se incendió. Este siniestro y trágico evento se ha reformulado como un llamado a la acción sostenida para desintoxicar los ríos y, en términos más generales, trabajar para eliminar los contaminantes de todas nuestras principales vías fluviales.
cuando el equilibrio es beneficioso
1. Decisiones difíciles
La toma de decisiones eficaz implica tanto el pensamiento positivo como el negativo, como lo ejemplifica el método tradicional de enumerar los pros y los contras. De manera más general, el pensamiento negativo alienta a dar un paso atrás y hacer una pausa antes de tomar decisiones complejas, lo que da tiempo para recopilar información y reducir la incertidumbre. Sin embargo, después de un tiempo, los rendimientos disminuyen (o no existen) y la recopilación de información se convierte en una táctica de procrastinación. En este momento es necesario el pensamiento positivo para dar un paso y tomar una decisión. El pensamiento positivo puede acelerar nuestra toma de decisiones, dejar que nuestra intuición nos guíe y evitar dudas.
2. Enfermedades crónicas
Cuando se vive con una enfermedad crónica, el pensamiento negativo nos prepara para una vida llena de nuevas limitaciones y desafíos difíciles. El pensamiento positivo equilibra esta preparación diciéndonos que no nos detengamos en lo que aún no ha sucedido y que estemos abiertos a actividades nuevas y diferentes.
3. Lograr nuestros objetivos
El pensamiento positivo nos permite visualizar nuestras metas, dándonos esperanza y aliento. Pero imaginar un futuro mejor en realidad no nos motiva. Al identificar obstáculos y planificar cómo superarlos, el pensamiento negativo puede proporcionar motivación para alcanzar nuestras metas.