Autoestima

Evitar y navegar las luchas de poder en el aula

Todos los días en las aulas de todo el país, los maestros y los estudiantes se enfrentan, lo que a menudo resulta en luchas de poder. Esto no solo hace que una situación ya desafiante sea más difícil, sino que también aumenta la emoción y la frustración del encuentro hasta el punto en que cualquiera de las soluciones se vuelve más difícil. Afortunadamente, existen formas específicas de manejar una lucha de poder, o mejor aún, evitarla por completo.

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¿Qué es una lucha de poder?

Las luchas de poder son intentos de responder a comportamientos desafiantes usando amenazas, fuerza y ​​coerción. Esto puede suceder cuando el comportamiento de un estudiante comienza a escalar o incluso cuando el estudiante está en crisis, cuando los maestros comienzan a exigirles a los estudiantes. Cuando los maestros usan expresiones como «¡Para ahora!» o «¡Mejor haz lo que digo o de lo contrario!», son signos claros de una lucha de poder. Tanto los profesores como los estudiantes afirman tener el control de la situación y otros involucrados en la lucha. Esencialmente, es una «actualización conjunta» entre estudiantes y profesores. Cuando esto sucede, puede desencadenar comportamientos riesgosos que ponen a todos en riesgo y crean barreras para futuras relaciones entre maestros y estudiantes. Involucrarse en una lucha de poder es casi siempre contraproducente.

Los ejemplos de luchas de poder pueden incluir intimidación física, como intimidación, posturas, expresiones faciales de enojo o malestar, acercarse de manera incómoda o moverse demasiado rápido; hablar en un tono negativo o fuerte, enojado o sarcástico; hacer comentarios insultantes en represalia; hacer comentarios excesivos, inapropiados, o comentarios amenazantes ofensivos; escalar los criterios de éxito agregando desencadenantes para comportamiento desafiante; y usar fuerza innecesaria o injustificada.

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¿Por qué ocurren las luchas de poder?

La frustración es un factor clave en las luchas de poder. A veces, el salón de clases puede ser un lugar frustrante. Además, tanto los docentes como los estudiantes pueden experimentar diversas formas de frustración en su vida privada y su incapacidad para salir de sus casas en última instancia dificulta la capacidad de los docentes y los estudiantes para resolver problemas con éxito, con dignidad y respeto.

Los distritos escolares deben esforzarse por crear una cultura de apoyo para los empleados en todos los niveles. Esta cultura les enseña a los empleados cómo identificar con éxito las luchas de poder y participar en soluciones y estrategias comprobadas. Además, una cultura de múltiples capas que apoya los valores y fomenta la resiliencia de los empleados.

Hay muchas alternativas exitosas a las luchas de poder. Sin embargo, al principio, los maestros deben recordar que su trabajo es apoyar, no controlar.

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Estrategias para evitar y navegar la lucha por el poder

Transmitir respeto y promover la dignidad. Sin importar las circunstancias, los maestros pueden predicar con el ejemplo cuando los estudiantes siempre son tratados con respeto y dignidad. El respeto es un factor clave en la desescalada, pero también es un ejemplo de comportamiento correcto para los estudiantes. Si los maestros no pueden demostrar una buena autorregulación emocional, es difícil esperar que los estudiantes lo hagan mejor. Cuando los profesores muestran respeto por los estudiantes (incluso cuando los estudiantes muestran falta de respeto), las posibilidades de evitar una lucha por el poder se multiplican.

Construir y mantener buenas relaciones. Cuando los maestros construyen buenas relaciones con los estudiantes, puede ser la diferencia entre el éxito y el fracaso. Rapport apoya la resiliencia de los maestros y fomenta un entorno saludable y productivo. Para algunos estudiantes, la relación puede ser difícil de obtener o mantener. Siempre habrá algunos alumnos, incluso los profesores más «zen» que se sientan insultados, irritados o intimidados. El peligro aquí es cuando el maestro se siente frustrado o provocado, lo que a menudo resulta en una lucha de poder.

Q-TIP (no lo hagas tú mismo). En otras palabras, los maestros necesitan manejar sus propias respuestas emocionales. Los estudiantes pueden hacer comentarios dañinos sobre los maestros, incluso insultos basados ​​en la raza o el género, pero eso no se trata del maestro, sino de la situación que lo rodea. Conocer los desencadenantes personales, ser consciente del propio comportamiento y prestar atención al rendimiento físico puede ayudar a los maestros a escapar de situaciones que parecen un ataque personal.

Proporcione opciones. Dar a los estudiantes dos o tres opciones aceptables es una forma efectiva de ayudar a los maestros a calmar la situación y evitar luchas de poder. Brindar opciones nivela el campo de juego y empodera a los estudiantes, al mismo tiempo que mantiene a los maestros responsables. Una opción aceptable es que si el estudiante expresa un deseo, el profesor se lo proporcione rápidamente.

Elige tu batalla. Elija batallas que sean lo suficientemente importantes, no lo suficientemente pequeñas para ganar. Los maestros deben saber no solo lo que les piden a sus alumnos que hagan, sino también por qué les piden que lo hagan. ¿Les ayuda a lograr sus objetivos? ¿Es una parte importante del plan de estudios? ¿Ayuda a mejorar la productividad en el aula? Si no, ¿por qué preguntar a los estudiantes?

Reforzar la conducta deseada. Los maestros pueden trabajar para reemplazar los comportamientos desafiantes con comportamientos más deseables reforzando los comportamientos deseables y negándose a reforzar los comportamientos desafiantes. Los maestros deben enfocarse más en el «buen» comportamiento que en corregir el «mal» comportamiento.

Simplemente útil. Los maestros son inherentemente útiles, por lo que es importante no olvidar esto para evitar las luchas de poder. Los estudiantes tienen una variedad de dificultades y los maestros pueden desempeñar un papel importante apoyándolos y ayudándolos.

Dale a la persona más tiempo. Los estudiantes con problemas de comportamiento también pueden experimentar limitaciones en la comunicación, lo que puede aumentar su frustración. Además, cuando la situación comienza a empeorar, el procesamiento del lenguaje se vuelve más difícil. Los maestros deben ser pacientes y dar a los estudiantes suficiente tiempo para procesar e incluso un poco más de tiempo para decidir qué quieren hacer a continuación.

Cambiar de personal. A medida que la lucha por el poder en el aula comienza a desarrollarse, la situación puede volverse demasiado desencadenante y es mejor buscar la ayuda de otro maestro. Puede ser que el estudiante esté enojado con un maestro en particular o que no tenga la compenetración necesaria para desactivar una lucha de poder. Podría ser otro maestro interviniendo o incluso suspendiendo el trabajo con el estudiante.

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