Un estudio de carrera de la industria de la consultoría: 5 críticas
La complejidad tecnológica y los desafíos económicos son aspectos crecientes de nuestro tiempo. Las empresas y los gobiernos recurren cada vez más a los consultores en busca de ayuda. Estos consultores brindan asesoramiento estratégico y experiencia operativa. Sin embargo, las economistas Mariana Mazzucato y Rosie Collington advierten en su libro The Big Scam. Señalan los peligros de esta creciente adicción. Este artículo describe algunas de las implicaciones de su análisis, las adiciones de la revisión de la versión en inglés del libro y algunas posibles soluciones.
Crítica 1: Conflicto de intereses
La industria de la consultoría a menudo es elogiada por su capacidad para analizar problemas complejos de manera objetiva. Sin embargo, Mazzucato y Collington destacan un aspecto importante que a menudo se pasa por alto: los conflictos de interés. Según ellos, la consultoría a menudo sirve a intereses contrapuestos. Sus consejos están influenciados por los intereses de clientes o mercados clave. Esto puede conducir a una situación peligrosa en la que se toman decisiones importantes basadas en información incompleta o sesgada.
Un claro ejemplo de esta crítica se proporciona en su análisis del papel de McKinsey en el proceso de quiebra de Puerto Rico. Los autores muestran cómo los consejos consultivos pueden conducir a reformas significativas, como la privatización y la abolición de la protección laboral, sin el conocimiento y la comprensión suficientes de las condiciones locales.
Crítica 2: Conceptos erróneos sobre el ahorro de costos
Los autores afirman que existe la idea errónea de que los consultores siempre reducen costos. En algunos casos, pueden identificar ineficiencias y sugerir soluciones que permitan ahorrar costos. Pero Mazzucato y Collington también señalan que los consultores pueden generar costos más altos, especialmente en proyectos a gran escala.
Esto se destaca aún más en su análisis del contrato Covid del Reino Unido. Se contrataron consultores para un programa de prueba y rastreo, en un momento gastando más de £ 1 millón por día en consultores, y algunos facturaron más de £ 6,000 por un solo día de trabajo.
Crítica 3: Supuesta experiencia
Una tercera crítica dirigida a la industria de la consultoría se refiere a la supuesta experiencia que ofrece. Las empresas y los gobiernos a menudo asumen que los consultores tienen un conocimiento superior. Creen que los consultores proporcionan una mejor perspectiva. Sin embargo, los autores advierten que esto no siempre es así. Los consultores no siempre brindan la experiencia prometida.
El libro destaca la suposición de que los consultores jóvenes de las grandes empresas saben más que los trabajadores manuales o los profesionales de la salud, aunque a menudo parecen saber muy poco.
Crítica 4: Legitimidad de las decisiones
El cuarto argumento de los autores se centra en la legitimidad otorgada por la industria de la consultoría, incluso cuando las decisiones no se basan en argumentos sólidos o son inconsistentes con la política real de la organización. Los líderes empresariales o los gobiernos a menudo contratan consultores para proporcionar la apariencia de poder, y un chivo expiatorio conveniente, para las «reformas» controvertidas.
Un ejemplo de esto es la situación en Puerto Rico. Cuando Puerto Rico se declaró en bancarrota en 2016, se contrató a McKinsey para asesorar a una junta de supervisión designada por el gobierno federal. Al final, McKinsey sugirió un «calendario» para la economía en crisis de la isla, que incluía la privatización de empresas estatales y la abolición de la protección laboral.
A pesar de la dudosa base de tales decisiones, la participación de una reconocida firma consultora le dio cierta legitimidad al proceso. Esto destaca cómo los consultores pueden reforzar una imagen de legitimidad, incluso si su consejo no siempre es lo mejor para la organización. Incluso puede dar lugar a situaciones en las que se toman decisiones políticas importantes sobre la base de las recomendaciones de los consultores, independientemente de las implicaciones o inconsistencias con las políticas existentes.
Crítica 5: Erosión de las organizaciones
Finalmente, los autores afirman que depender demasiado de los consultores puede ser perjudicial para las organizaciones. Argumentan que si a los consultores se les asignan demasiadas responsabilidades, las organizaciones pueden perder experiencia y competencias internas. Esto podría conducir a la «infantilización» de las organizaciones, como dijo el ministro conservador en 2022. Esta situación se refleja, por ejemplo, en la creciente dependencia del gobierno del Reino Unido de las empresas de consultoría, que ya no proporcionan los conocimientos y habilidades necesarios. en la casa.
Esto no solo es perjudicial a corto plazo, sino que también puede conducir a una disminución de la capacidad institucional a largo plazo. El autor escribe: “Cuanto más los gobiernos y las empresas subcontratan, menos saben cómo hacerlo”. Esto puede conducir a un círculo vicioso en el que las organizaciones dependen cada vez más de consultores externos, lo que reduce aún más sus capacidades internas. Esta crítica destaca la importancia de conservar las competencias y los conocimientos internos a pesar de los beneficios potenciales de utilizar consultores externos.
Conclusión y Recomendaciones
Este artículo destaca los peligros y riesgos potenciales del uso excesivo de consultores, tal como lo presentan las economistas Mariana Mazzucato y Rosie Collington. Desde los conflictos de intereses hasta la erosión de las competencias y conocimientos internos, el análisis revela una profunda preocupación por las tendencias actuales en la industria de la consultoría.
Las empresas y los gobiernos deben considerar cuidadosamente estas críticas al tomar decisiones. Un enfoque equilibrado de la consejería es esencial, haciendo uso de los valiosos conocimientos y la experiencia que los consejeros pueden brindar sin descuidar sus propias capacidades y experiencia internas. Es fundamental que las organizaciones inviertan en desarrollar y mantener el conocimiento y las habilidades internas, así como en mantener la transparencia y el control en su relación con los consultores.
Además, se necesita una mayor regulación de la industria de la consultoría para evitar conflictos de intereses, garantizar la calidad de los servicios prestados y asegurar precios y facturación justos. También se necesita más investigación para evaluar el impacto a largo plazo y la eficacia de la consejería.
En resumen, The Big Scam ofrece una valiosa mirada crítica a la industria de la consultoría y exige un enfoque de consultoría más equilibrado y reflexivo que reconozca tanto los beneficios de la experiencia externa como la necesidad de capacidades internas.