¿Cómo nos afectan las emociones en otras especies?
¿Alguna vez has mirado a tu mascota y te has sentido emocionado, triste o culpable? Esta interacción no solo muestra que tu mascota está expresando una determinada emoción, sino que también muestra que estás respondiendo a ella. Esta capacidad es esencial para la supervivencia en animales de grupo, pero ¿funciona en todas las especies?
Los humanos no son los únicos animales que pueden producir emociones
Si bien ciertamente existen rasgos de comportamiento y biológicos exclusivos de los humanos, los investigadores en el campo continúan descubriendo más y más similitudes entre los humanos y otros animales. Durante mucho tiempo se pensó que el uso de herramientas era exclusivo de los humanos, pero luego Jane Goodall observó que los chimpancés usaban palos para cazar termitas en los montículos de termitas. Desde entonces, nuestros parientes más cercanos, los grandes simios, han exhibido comportamientos más parecidos a los humanos e incluso respuestas fisiológicas similares cuando se despiertan. Como era de esperar, los chimpancés tienen casi los mismos músculos faciales que los humanos y también pueden activarlos en diferentes combinaciones, creando expresiones faciales que son fundamentales para la comunicación emocional. Esto plantea la cuestión de si esta comunicación funciona entre especies.
Atención a las emociones humanas y de chimpancé capturadas con seguimiento ocular
Para resolver esto, llevamos a cabo un experimento de seguimiento ocular en la Universidad de Leiden, mostrando a los participantes diferentes emociones expresadas por chimpancés y humanos. Al analizar los datos de la mirada, nuestro objetivo es descubrir similitudes en la forma en que los humanos procesan las expresiones faciales entre especies. Para dilucidar estos procesos mentales, elegimos la atención visual como indicador del impacto de diferentes expresiones emocionales. A nuestros participantes se les mostró primero una foto de un chimpancé o un humano expresando emociones positivas, negativas o neutrales. Después de ver esa foto, aparecieron en la pantalla otras dos imágenes de humanos amigables y aterradores. Luego medimos a cuál de las dos imágenes los participantes prestaron más atención y si esto cambió en función de las expresiones emocionales que habían visto antes.
Si bien los humanos entienden las emociones de los chimpancés, los efectos sobre la atención son desconcertantes
De hecho, pudimos dirigir nuestra atención a la imagen emocional que mostraba las mismas expresiones que se mostraban en la pantalla anterior. Por ejemplo, si los participantes vieron una imagen negativa, se enfocaron en las expresiones faciales negativas en la siguiente pantalla en lugar de las positivas. Sin embargo, esto solo funcionó cuando miraban imágenes de humanos, no cuando miraban imágenes de chimpancés. Para descartar la posibilidad de que nuestros participantes no hayan entendido correctamente las emociones de los chimpancés, les pedimos que clasificaran las imágenes que vieron después del experimento. De esta manera, demostramos que comprender e interpretar las emociones no es un problema. Por lo tanto, consideramos dos explicaciones alternativas para este hallazgo. Primero, el tiempo puede desempeñar un papel importante en la clasificación de sentimientos. Dado que nuestros participantes no estaban acostumbrados a detectar emociones en chimpancés, esto podría llevar más tiempo que detectar emociones en humanos, por lo que es posible que no haya funcionado en experimentos en los que las emociones solo se muestran brevemente. Sin embargo, el reconocimiento de emociones en otras especies funciona bien cuando se les da un tiempo ilimitado para evaluar las emociones. Otra explicación de por qué los efectos encontrados no se aplicaron a las imágenes de chimpancés podría ser que las expresiones negativas de los chimpancés se confundieran con sus expresiones positivas. Por ejemplo, cuando los chimpancés sienten dolor, a menudo muestran los dientes desnudos, lo que se parece mucho a una sonrisa humana. Aunque los músculos faciales superpuestos están trabajando en ambas expresiones, transmiten emociones completamente diferentes.
El cebado emocional funciona mejor con el cebador de la propia especie
A través de nuestra investigación, mostramos que la atención humana está efectivamente influenciada por la expresión emocional. Sin embargo, esto solo se aplica a la expresión emocional humana, no a la expresión emocional del chimpancé. Sin embargo, la clasificación correcta de las emociones sugiere que los humanos entienden la expresión emocional de los chimpancés. Por lo tanto, otros factores, como la duración de la visualización o la fuga de una categoría emocional a otra, pueden desempeñar un papel interesante y deben explorarse más a fondo. Una mirada más cercana a otros animales, especialmente a aquellos que tienen un ancestro común con nosotros, revelará los orígenes de los procesos mentales y nos acercará a responder preguntas sobre de dónde provienen las emociones y qué nos hace únicos a nosotros y a ellas.