Ira reprimida: cómo manejarla
La ira, una de las emociones más destructivas que podemos sentir. Se caracteriza por un fuerte aumento de la frecuencia cardíaca, la rigidez del cuerpo y el aumento de la presión arterial. La ira reprimida es una acumulación real de tensión y nerviosismo que se reprime por miedo a expresarse. En los casos más preocupantes y cuando no hay control puede llevar a ataques de pánico, depresión y fuerte ansiedad. Cuando el estado de ira te lleva a perder el control, ¿qué puede pasar? Para aquellos que lo experimentan, hay un vórtice de emociones negativas que se manifiestan libremente.
Pero, ¿hay alguna manera de aprender a manejar todo esto sin correr el riesgo de sufrir averías físicas y psicológicas? Ser capaz de ventilar la ira reprimida de una manera inteligente y constructiva puede ser una gran ayuda para aquellos que experimentan este sentimiento. Pero lo importante es trabajar en su nivel de lucidez. ¡Y ciertamente no es un paseo por el parque!
Comportamientos típicos de las personas que sufren de ira reprimida
Los insultos y ofensas con tonos muy duros y directos son la base de la ira y no hacen más que generar otras emociones negativas. A menudo las razones que nos llevan a perder la paciencia son realmente inútiles y tendemos a suprimir cualquier emoción desagradable para evitar las malas figuras. El problema, sin embargo, es entender cómo manejar estos sentimientos: el riesgo es reprimir y arriesgarse a tener reacciones similares a las de una bomba en el futuro. Si sufres de ira reprimida, notarás los siguientes comportamientos:
- Dolores y tensiones musculares: desde el dolor de espalda hasta los dolores de estómago, pasando por la cervicalgia y la tortícolis;
- Intentas mantenerte ocupado en todo momento para ocultar tus emociones y concentrar tu energía;
- El individuo tiende a sabotearse a sí mismo;
- Sufre de adicciones al cigarrillo, al alcohol, a las drogas o a la comida;
- Control excesivo sobre las cosas que pasan en sus vidas;
- El sarcasmo se usa con una maldad velada hacia los demás;
- Experimentas una profunda tristeza que no expresas o alternativamente te declaras feliz pero te mientes a tí mismo y a los demás.
Cómo manejar la ira reprimida
¿Queremos eliminar los negativos relacionados con la ira? No será un camino fácil, sobre todo si consideramos que la ira reprimida es inconsciente. Pero para controlar estas emociones dañinas es bueno adoptar comportamientos positivos. Empieza a entender lo que desencadena los momentos de fuerte nerviosismo para ser capaz de bloquearte, analizar lo que está mal y calmarte antes de explotar públicamente. Muchas veces se siente una profunda impulsividad con respecto a las cosas que suceden: trata de contar hasta 10, hasta 20 antes de actuar o hablar y acostúmbrate a respirar profundamente. Muchas veces detrás de estas explosiones y del malestar que sientes se esconden otras emociones: miedo, tristeza o dolor.
Conclusión
Si te acostumbras a dosificar la ira reprimida y expresarlo de vez en cuando de la forma correcta o a encontrar formas de liberación puedes obtener beneficios reales para tu persona. Por eso, a menudo los que sufren de ira excesiva empiezan a practicar deportes, para dirigir cualquier emoción negativa hacia fuera a través de una actividad que pueda asegurar el bienestar.