Filofobia: Miedo a amar
Filofobia. Es una de las fobias menos conocidas, pero una de las más complicadas de manejar. Hablemos de la filofobia, que es el miedo a sentir amor por una persona. El sentimiento que domina es de constante ansiedad ante la traición, además de la gran vulnerabilidad que comanda el cuerpo y la mente. Para algunas personas también existe el terror de crear una conexión emocional con alguien, arriesgándose a perder su autonomía. Se presenta no sólo con respecto a una posible pareja, sino también en la amistad. Así que averigüemos cómo se manifiesta y cómo puedes aprender a manejarlo.
Las causas que pueden llevar a la filofobia
Según algunos expertos, detrás del miedo a crear una profunda conexión con la gente hay una serie de causas experimentadas en el pasado del individuo. Hablan, por ejemplo, de un doloroso divorcio de los padres o de episodios de violencia en la familia. Pero no son casos absolutos porque es difícil reconocer las razones que llevan a la afirmación de la fobia. Piensa, por ejemplo, en Elizabeth I de Inglaterra, que sufrió de filofobia y es conocida por casi todo el mundo.
Según reconstrucciones históricas, su negativa a amar estaba relacionada con lo que su madre sufrió. Ana Bolena fue de hecho ejecutada por su esposo el Rey Enrique VIII porque se había enamorado de otro hombre. Por lo tanto, las causas pueden ser subjetivas y estar relacionadas con un trauma que haya experimentado anteriormente.
¿Cómo se manifiesta?
Es una patología que no está incluida en el Manual de Diagnóstico y Estadística de los Trastornos Mentales (DSM), pero que se describe como una fobia social. Por esta razón, hay una variedad de formas en las que se manifiesta. Puede afectar a hombres y mujeres de forma indiscriminada, pero no hay factores biológicos o genéticos. En algunos casos puede surgir de forma totalmente espontánea tras el final de una relación atormentada. Y así, para protegerse, uno trata de no revivir situaciones que puedan llevar a más dolor ya experimentado.
La preocupación normal se convierte así en una filofobia y trae consigo una serie de síntomas que van desde la depresión hasta el aislamiento social, desde los ataques de ansiedad hasta las posibles adicciones. A veces, aunque tengan miedo de amar, las personas deciden abrirse y dejarse llevar, pero no saben que la relación en la que van a entrar es perjudicial. Los rasgos típicos de una persona que sufre de filofobia son:
- Alto nivel de control;
- Un profundo sentido de cierre;
- Comportamiento frío y distante;
- Inseguridad y miedo.
Cómo se trata la filofobia
Hay personas que no sólo evitan el compromiso, sino que renuncian a cualquier forma de afecto o pasión y se alejan incluso de los amigos. Si no se maneja esta patología también puede conducir a molestias físicas, con percepción de malestar, taquicardia y sudoración excesiva. En este último caso, no será necesario depender de la gestión autónoma de la filofobia.
Por otro lado, es necesario contar con un tratamiento profesional en presencia de un terapeuta que inicie la terapia cognitivo-conductual. En primer lugar, se trabaja sobre la ansiedad para favorecer el reconocimiento de lo que representa un bloqueo para el individuo. Esta es la única manera de cambiar el camino de uno y las reacciones negativas que gobiernan esta fobia.